el cuerpo lo paga. Todos atravesamos por períodos de ansiedad, pues es la manera en la cual el cerebro nos prepara para enfrentar y/o escapar del peligro, o para lidiar con situaciones estresantes. Por ejemplo, sentir ansiedad antes de los exámenes puede hacernos estudiar más y, por lo tanto, rendir mejor; pero la ansiedad también puede ser muy fuerte o exagerada en relación con la situación real y conducir a sensaciones físicas intensas, pensamientos ansiosos, preocupaciones y evasiones que repercuten sobre la vida de la persona. Es ahí, cuando la ansiedad “secuestra” al cerebro, que el cuerpo responde a pura sintomatología física. Y no sólo la pasamos mal sino que nuestra salud se ve comprometida.