La cultura del éxito y del hombre hecho a sí mismo que exportaba Estados Unidos se ha visto aplacada por la cultura del fracaso
Foto: Samuel Beckett fotografiado en Londres, en 1980.
AUTOR MARTA JIMÉNEZ SERRANO
La literatura se cuela en cualquier parte, sin pedir permiso y sin molestar, pero se hace difícil pensar que el arrugado y genial Samuel Beckett se viera en los periódicos internacionales gracias a un partido de tenis. No obstante, así ha sido. O así lo anunciaba hace poco el periodista Mark O’Connell en Slate, con motivo de la victoria de Stanislas Wawrinka sobre Rafael Nadal en la final del Open de Australia.