En 1820, la economía de China era la más grande del mundo, como ya lo había sido durante siglos. Luego, las guerras del opio iniciadas por el Imperio británico y la Familia Rothschild debilitaron tanto a China que estuvo a punto de ser dividida por las potencias coloniales, como sucedió con África. Después de 200 años, China no solo ha pasado de ser “el enfermo de Asia” a superar a todos los tigres en su periferia e invertir en los Estados Unidos y África, sino que ahora se ha convertido en una pieza determinante para el futuro de Europa.