La quema de combustibles fósiles supone el 80% de las emisiones de CO2. Mark Wahlberg protagonizará un film sobre el vertido de crudo en el Golfo de México. La industria del cine, a veces frívola, otras más implicada, suele acercarse a los problemas que preocupan a la sociedad global. Entre las décadas de los 60 y 80, por ejemplo, en plena Guerra Fría, surgieron varias películas que reflejaban los temores ante un posible enfrentamiento con bombas atómicas entre las facciones occidental y oriental en que dividía al mundo el telón de acero. Algunas de corte independiente, como The war game (Peter Watkins, 1965) o The atomic cafe (Jayne Loader, Kevin Rafferty y Pierce Rafferty, 1982), otras auténticos taquillazos como War games (John Badham 1983) o The day after (Nicholas Meyer, 1983), todas reflejaban el temor generalizado (y justificado) ante un apocalipsis nuclear.